Vaticano, pecados y pecadillos

OPINA UNA VENEZOLANA.

 

LOLY GARCÍA. Benedicto XVI, sobre el escándalo por las filtraciones: “Ha entristecido mi corazón”

¿Pero son o no son humanos?

En alguna oportunidad me prometí no hablar de religión a menos que fuera conmigo misma. De ninguna religión. En realidad no es que no deba o no pueda, puedo y debo pero honestamente no sé mucho sobre el tema, aunque me empeño en leer e investigar porque sé que parte de todo lo que nos pasa y nos deja de pasar (para bien y para mal…) tiene que ver con esa cosmovisión. La concepción de un ser superior no es tema de debate para mí.

Parto de la base –siempre- de tratar este tema con pinzas, con respeto y con humildad. Lo que me parece que está mal, lo digo (mejor dicho, lo escribo) aunque no pretendo ni remotamente emular a Salman  Rushdie, porque eso de andar escondido por decir lo que uno piensa, debe ser humillante a todas luces y en cualquier democracia.

Nunca he creído en el Papa, tal vez por la sencilla razón de que no soy católica, pero esa no es la única razón, ni la más importante. Conozco a unos cuántos católicos que no creen y a otros muchos que sin serlo…creen. Estamos claros que, estratégicamente, también es un jefe de estado, por lo que de una u otra forma hay que respetarlo y rendirle honores. Nota al margen, yo lo respeto pero ni por lo uno ni por lo otro, sino por lo que todos deberíamos: es un semejante. Debo aclarar que recuerdo con sumo cariño a Juan XXIII, y ni hablar de la admiración y agradecimiento que siento por Juan Pablo II, un hombre excepcional que convirtió sus desgracias infantiles en bondad y amor. Nada de andarse vengando por lo que le sucedió en el pasado.

A mi entender, las políticas del estado Vaticano no son para estos tiempos (en realidad para ningún tiempo histórico). Parece que Benedicto XVI anda de lo más ofendido porque su mayordomo está implicado en vericuetos de espionaje y sobre todo porque la prensa “siempre amarillista” (persistentemente he pensado que lo amarillo son las noticias) ha pescado en rio revuelto. La verdad es que el Vaticano es un secreto eterno desde los tiempos del apóstol Pedro, a quién enterraron como piedra angular debajo de aquel gigantesco monumento a la abundancia. Los hombres comunes y corrientes son una cosa y los hombres que se erigen figuras públicas son otra, no se puede pechar a los primeros por los segundos. A los seguidores no los podemos señalar.

Lo cierto es que El Vaticano está estremecido, ya no se puede confiar en nadie, algo tan delicado como papeles híper confidenciales, han sido cuidados por perros de guerra, indignos de pisar suelo santo, despreciables que no han sabido agradecer el rol que les ha tocado jugar en Roma: servir a la santa iglesia y cuidar de los ingenuos…como Benedicto XVI.

Imagino el diálogo con visos de  paranoia, allá en los jardines de Castel Gandolfo : “Ya no se puede confiar en nadie, las creencias están en juego, los secretos, no nos interesa ya lo que digan los pergaminos de Qumrán, ni los libros apócrifos, ni ese tal Lutero que nos quitó tantos adeptos,  al diablo con los consejos santos sobre el control de la natalidad a punta de método rítmico, que repartan los condones que les de la gana, al carrizo los matrimonios entre homosexuales, que rayos importa ya… ¡importa cuidar los secretos!, ¡no sea que salga a la luz el listado que tanto hemos protegido!, ¡que se casen los sacerdotes!, que se enteren sobre los manejos del Ambrosiano, que gobiernen los rabinos y los muslim , pero te pido Dios: que no se enteren de que nunca moví un dedo para proteger a los niños de los colegas pedófilos…”

Como siempre, no están todos los que son ni son todos los que están…

Yo creo en una fuerza inteligente, transparente, que no guarda secretos, que comprende el concepto del mal pero no lo practica, ni lo defiende, ni lo juzga, que no necesita representación, emisarios, seguidores y mucho menos explicación. Es, por decirlo con humildad, nuestro lado bondadoso. Lamentablemente, nos cuesta parecernos a la prédica. Será interesante estar pendientes de estas noticias… ¿qué protegen?

SIC…” El Vaticano ha denunciado las filtraciones como criminales e inmorales y abrió una investigación para encontrar a quien resulte responsable”. Sería glorioso leer esta misma noticia, en estos mismos términos… pero buscando y entregando a la justicia humana a todos aquellos sacerdotes que le desgraciaron la vida a tantos jóvenes.

¿O es que ahora los pecados se clasifican en pecados y «pecadillos»?

Bajo la protección del Articulo19 de la Declaración de Derechos Humanos, que estipula: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Declaración Universal de los Derechos Humanos; Asamblea General de la ONU el 10.12.1948.

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