Un Apretón de Manos para la Historia
IRLANDA DEL NORTE.

(AP)
WALTER OPPENHEIMER (EL PAÍS). Fue un instante. Ella sonreía. Él también. Él le hizo un comentario —en irlandés, “adiós y buen viaje”, según explicó después— y ella asintió, siempre sonriente. Puede parecer una banalidad, pero fue un apretón de manos para la historia porque ella es la reina de Inglaterra y él un antiguo terrorista del IRA.
Entre tantas fechas históricas que jalonan el proceso de paz en Irlanda del Norte, el 27 de junio de 2012 pasará a la historia como el día en que Isabel II y Martin McGuinness se dieron la mano. Primero, en privado. Luego, en público. Ese gesto simbólico que rompe barreras tuvo lugar la mañana del miércoles en el teatro Lírico de Belfast. Para muchos, ese breve saludo ha enterrado para siempre la política del “nunca, nunca, nunca” que hace no tantos años proclamaban a gritos los dos bandos enfrentados en el Ulster.
Ese apretón de manos quiere ser un símbolo del avance de la paz y el deseo de superar el pasado entre dos bandos cruelmente enfrentados durante años. No ha sido una decisión fácil para ninguno de ellos porque probablemente cada uno se ve como víctima y al otro como verdugo. Es un gesto que hubiera parecido quimera hace solo 15 años.
Para el Sinn Fein es un paso más en su transformación desde un grupo terrorista —cuyo objetivo era expulsar de los seis condados del Ulster que siguen bajo soberanía británica a todo lo que oliera a Estado británico— a un partido político que quiere dominar la isla entera con la fuerza de las urnas.
El gesto de darle la mano a la reina de Inglaterra no es del gusto de todos. La disidencia republicana lo ha tomado como una traición. Así lo atestiguan las pintadas de “Marty, cómo te atreves” que han aparecido cerca del domicilio familiar de McGuinness en Derry o las denuncias de “Judas” y de “traidor” lanzadas estos días por conocidos militantes de la línea dura republicana. Pero las fuerzas vivas tanto en Irlanda como en Reino Unido han ensalzado su enorme importancia simbólica.
“Soy plenamente consciente de que represento a una comunidad profundamente herida por la violencia del Estado británico durante muchos años”, explicó McGuinness antes del saludo. “Para mí es una oportunidad de ofrecer la mano de la paz y la reconciliación a la comunidad unionista”, ha añadido. “Sigo siendo republicano”, ironizó después, y calificó el encuentro de “bonito”.
“La inmensa mayoría de la gente en las dos comunidades sabe que el futuro pasa por trabajar juntos y entendernos y compartir el futuro sin olvidar el pasado, pero sin dejar que el pasado domine el futuro”, opinóMichael Gallagher, cuyo hermano fue asesinado por el IRA y perdió a un hijo en el atentado de disidentes republicanos en Omagh poco después de que se firmaran los acuerdos de paz de Viernes Santo.