Fundador de Wikileaks teme que se le aplique pena de muerte

SUECIA. 

Foto: Internet

LA GACETA.- Una pequeña habitación con todo lo indispensable: ducha, horno microondas, cinta para correr y ordenador con acceso a Internet. Así vive el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en la Embajada de Ecuador en Londres, donde lleva dos meses recluido, según indicaron sus amigos a la agencia AFP.

De momento no saldrá de allí. El Gobierno británico se niega a facilitar un salvoconducto al periodista australiano y sólo busca alcanzar una solución diplomática al conflicto, tirando por tierra las peticiones de su defensor, el ex juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.

“Bajo nuestra legislación, habiendo agotado todas las opciones de apelación, estamos obligados a extraditarlo a Suecia. Es nuestra intención cumplir esa obligación”, dijo ayer el portavoz del primer ministro británico, David Cameron, en un comunicado. Downing Street aseguró además que continuará las conversaciones con el Gobierno de Ecuador y otros países para dar con “una solución diplomática” al caso del fundador de WikiLeaks.

Reino Unido no ha variado su postura en relación al activista australiano, a quien sigue decidido a entregar a Suecia, como es su “obligación legal” por supuestos delitos sexuales, que él niega.

En este caso, Suecia tiene la clave. Aunque el país tampoco se ha movido con respecto a sus posiciones, Assange está negociando con Estocolmo la manera de que lo interroguen en Londres o le aseguren que no será llevado a EE UU, ya que de ese modo el periodista australiano teme que allí se le aplique la pena de muerte al ser el país más perjudicado por las filtraciones de WikiLeaks. 

Además, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores reiteró ayer a la agencia EFE que el Ejecutivo continúa empeñado en una “resolución amigable” con Ecuador para resolver una situación que ha tensado las relaciones entre Quito y Londres.

Y mientras buscan esa resolución, el caso Assange mantiene entretenida a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) quien se sumó ayer a la Alianza Bolivariana para los países de América (ALBA) en respaldo a Ecuador ante la “amenaza” británica por la irrupción en su embajada en Londres para detener a Assange. El consejo de cancilleres de Unasur, reunido en Guayaquil, formuló también un llamamiento al diálogo. En ese sentido, decidió exhortar a las partes a continuar con el diálogo y la negociación directa para buscar una solución aceptable con arreglo al Derecho Internacional.

El canciller peruano Rafael Roncagliolo reiteró que les queda la expectativa de que “se pueda establecer una negociación directa como lo establece el Derecho Internacional”. “Por lo tanto, apreciaríamos, por supuesto, que Reino Unido tomara las medidas necesarias para facilitar la reanudación del diálogo”, dijo.

El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, agradeció la solidaridad de las naciones suramericanas y aseguró: “La razón no pide fuerza”. “Si comparamos la fuerza del Reino Unido y la de Ecuador, la diferencia es atómica”, dijo al apuntar, sin embargo, que si se compara la razón, esta, en su opinión, está del lado ecuatoriano.

Patiño insistió en la apertura de Ecuador a un diálogo “franco” y sin amenazas: “Lo que esperamos es que Reino Unido deje la amenaza. No podemos conversar con una pistola en la cabeza”, dijo. Y aclaró que lo que busca Quito es la “libertad” de Assange, “protegido” por Ecuador, pero que no puede abandonar la legación en Londres sin un salvoconducto del Gobierno británico.

21/Agosto/2012 – 12.00hrs

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