Opinión: Islamismo vs. USA, la guerra sigue.
OPINIÓN.
Por José Javaloyes*
Para prima de riesgo la que se ha disparado en las embajadas norteamericanas por lo que fue el escenario de la “primavera árabe”, ese proceso con que se llamó a la rebelión popular contra el autoritarismo del nacionalismo árabe, definido por su firmeza frente a la subyacente presión del islamismo: su opuesto paradigma en la organización de las comunidades nacionales, afloradas con el proceso de descolonización sobrevenido históricamente tras de las dos últimas guerras mundiales. Es probable que en el transcurso de los tiempos las cosas nunca sucedan ni sobrevengan de forma azarosa, por imperio del azar y la casualidad.
En esta tensión norteafricana de hoy, con el asesinato en Bengasi del embajador norteamericano en Libia, J.Christopher Stevens y de tres de sus diplomáticos, y con el asalto por las turbas salafistas a la Embajada de Estados Unidos en El Cairo, se ha abierto de la más inesperada de las maneras un capítulo de algo más que tensiones, en torno de Oriente Próximo, para la política norteamericana con el mundo árabe y el propio y más general ámbito del universo islámico al que éste pertenece.
Posiblemente no sea lo más importante en este par de sucesos de Bengasi y El Cairo sus repercusiones en la campaña electoral norteamericana, visto los 50 días que quedan para las urnas presidenciales de noviembre. Lo relevante de verdad es la compartida dinámica de fondo que los ha hecho posibles. De alguna manera ya había aflorado meses atrás con el asalto a la Embajada de Israel en El Cairo. Desde la paz de Camp David entre Israel y Egipto hasta el derrocamiento de Mubarak, nunca se dieron ni remotamente las condiciones en que se produjeron el asalto por las turbas islamistas a la representación diplomática israelí y ahora a la Embajada norteamericana.
A mayor abundamiento, es de observar que el asalto al consulado de Estados Unidos en Bengasi, con la muerte de J.Christopher Stevens y de tres diplomáticos más, da pie a otras interpretaciones no necesariamente contradictorias con lo apuntado desde aquí. Me quiero referir a que la amplia y diversa fauna del salafismo, del integrismo islámico más beligerante y radical – en el que se integra Al Qaeda – es el factor más beneficiado de esa nueva dinámica de fondo aflorada en los sucesos de Bengasi y El Cairo.
¿Cómo no advertir la probabilidad de que tanto en un suceso como en el otro, tan radicalmente antiamericanos, hayan sido vertebrados por Al Qaeda, cuyo segundo jefe, Yahya al Libi –presumiblemente libio- acaba de ser eliminado en Pakistán durante el segundo ataque con misiles de que fue objeto, luego de haber sobrevivido a otro en Yemen? Y al propio tiempo, ¿cómo no reparar en que Ayman al Zawahiri, sucesor de Ben Laden al frente de Al Qaeda, es de nacionalidad egipcia y con vinculaciones biográficas de primer grado dentro de las poderosas corrientes salafistas existentes en su país, de peso decisivo a la hora de explicar la agitación allí imperante?
Me preguntaba ayer sobre las forzadas alternativas a que se enfrenta Al Zawahiri tras de la eliminación de su segundo en el organigrama de Al Qaeda, además de muchos otros importantes colaboradores suyos, dentro de su no renunciada guerra a Estados Unidos en particular y a Occidente en general. Bien, estos sucesos de ahora en Bengasi y en el Cairo alumbran con claridad cierta la hipótesis de una estrategia terrorista que incluye no sólo nuevos escenarios de actuación, en África, Europa y Norteamérica, sino también procedimientos nuevos. Al terrorismo de ejecución individual mediante suicidas, o en comandos reducidos, habría añadido ahora el del pilotaje de acciones de masas contra objetivos tan sensibles como representaciones diplomáticas y consulares occidentales. Operaciones distintas a las de los ataques de 1998 contra las embajadas norteamericanas en Nairobi y Dar es Salam. Tendría gracia que los frutos de la Primavera Árabe se los llevara el fanatismo salafista y terrorista.
FUENTE: www.republica.com
13/Septiembre/2012.
*José Javaloyes Ha sido columnista en “Estrella Digital” y es articulista en “ABC”, “Expansión” y “Atenea”. Conferenciante. Prepara una novela sobre la España republicana y considera la próxima edición de su obra poética.