Condenan a 18 meses de cárcel al ex mayordomo del Papa Benedicto XVI
ROMA.
LA CAPITAL.- Un tribunal vaticano condenó hoy sábado al ex mayordomo de Benedicto XVI a 18 meses de prisión por el robo de documentos comprometidos, acabando uno de los juicios más llamativos en la historia reciente de la Santa Sede.
Un portavoz del Vaticano dijo que el Papa, gobernante de la ciudad-estado más pequeña del mundo, “muy probablemente” perdonará a Paolo Gabriele, lo que supondría que no tendría que cumplir la sentencia.
El tribunal leyó el veredicto después de una deliberación de dos horas en el último día del juicio.
La fiscalía había pedido una condena de tres años, mientras que la defensa había solicitado la libertad para Paolo Gabriele.
Gabriele admitió ser el origen de las filtraciones a la prensa de unos documentos muy comprometidos, entre los que había cartas al Papa con acusaciones de corrupción en los negocios del Vaticano.
“Lo que siento con más fuerza dentro de mí es que actué exclusivamente por amor, diría que por un amor visceral, a la Iglesia de Cristo y a sus representantes visibles”, dijo con una voz impasible durante su intervención final ante el tribunal.
“Si tengo que repetirlo, no soy un ladrón”.
El presidente del tribunal de tres jueces comenzó la lectura con la fórmula habitual: “En el nombre de Su Santidad Papa Benedicto XVI, que reina con su gloria, el tribunal ha invocado a la Santa Trinidad y ha llegado a una sentencia”.
El magistrado dijo haber establecido una sentencia más leve porque Gabriele no tenía antecedentes. Su abogada y el portavoz del Vaticano dijeron que el ex mayordomo volverá de momento a un arresto domiciliario.
La abogada agregó que decidirá tras la lectura completa de la sentencia si presenta una apelación.
06/Octubre/2012 – 08.40hrs
roberto dante
Lanús, Argentina – 06 oct 2012 –
La filtración de los documentos del Vaticano destapa una olla maloliente que no puede contrarrestarse con insustanciales quejas sobre “la traición del mayordomo”.
La divulgación de estos documentos solo “blanquea” aquello que hasta para los fieles católicos ya resultaba intolerable.
Por lo cual es una causalidad producto de estos “crímenes” mundanos del establishment eclesiástico, la perdida de seguidores de este Culto en el mundo occidental. De las religiones cristianas, la Iglesia Apostólica Romana, es la única que esta experimentando este retroceso en el número de sus adherentes.
No es un problema de “falta de Fe”.
Sobre este problema podemos afirmar que en la idea de Fe ya se encuentra la raíz que imposibilita discutirla críticamente; y no es sólo un problema semántico. Los actos de fe no tienen jerarquía crítica; son solos “actos de fe”. Se cree o no se cree. Las discusiones sobre la fe son insustanciales; diría que carecen de validez lógica.
“El que las hace las paga tras el juicio final” de la moral cristiana no alcanza para justificar la desinformación sobre enredos dolosos. Porque en la vida concreta, con algunas excepciones, “el que las hace” recibe “money” o petrodólares, mientras los que “pagan” son las mayorías populares.
Repasemos algunas incoherencias dogmáticas recientes:
En 2010, en su visita a España, Benedicto XVI dijo: “Es necesario que Dios vuelva a resonar sobre los cielos de Europa. En España hay un anticleralismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta (durante la II República)”. Si así fuera, yo diría: “en hora buena”, era necesario que la sociedad española recuperara el aliento libertario de la II República. Por supuesto no es este razonamiento el que originó las palabras del Papa.
En su reciente paso por México no fue sorprendente que las victimas mexicanas del sacerdote pederasta Marcial Maciel debieran reprocharle al Papa haberles ignorado en su visita.
Además, en las antípodas de los dichos papales encontramos a los miserables torturadores y dictadores cívicomilitares de Latinoamérica, quienes justificaban sus actos, también, en la Fe cristiana, decían que “Jesús los conducía en la misión para aniquilar el anticristo comunista”.
Hace pocos meses la jerarquía eclesiástica argentina tuvo que divulgar que conocía y mantenía en secreto desde 1978 las desapariciones y muertes de miles de compatriotas que no pensaban ni actuaban según los cánones “occidentales y cristianos”.
Me permito incorporar un párrafo que he difundido anteriormente, pues creo que vale la pena actualizarlo. No es un documento oficial; pero, si es, una autentica experiencia de vida – personal – con el Cardenal Ratzinger (arzobispo de Munich y Freising) cuando ya se había establecido en el Vaticano.
En Roma (a fines de los 70) ya era voz corriente su apoyo a los sectores neo nazis (religiosos y/o laicos). A los latinoamericanos que presentábamos denuncias sobre atrocidades -torturas, desapariciones, asesinatos- efectuadas por las dictaduras militares en nuestros países, se nos aconsejaba en los pasillos del Vaticano: “Nunca pasen los datos a los hombres de Ratzinger, es contraproducente. El Cardenal tiene acuerdos con la CIA. Entréguenselos al personal de Antonio Samoré”.
Finalmente: no fue legalista, ni desinteresada, la decisión del presidente del tribunal, G. Dalla Torre, que condujo el juicio express contra el mayordomo papal. A La defensa sólo se le permitió referirse a la acusación sobre “robo agravado” y el apenado mayordomo no pudo expresar ningún comentario que pudiera difundir el contenido de los archivos mencionados.
Algo (o todo) “huele a podrido”, y en esta oportunidad no viene de Dinamarca.