La construcción y caída del Muro de Berlín, lecciones para la historia

HISTORIA.

Por Rosa María Pastrán*

Para hablar sobre la caída del Muro de Berlín hay que remontarse, primero, a la división de Alemania. Tras al derrota de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial, en 1945, los países aliados: Gran Bretaña, Estados Unidos, y la Unión Soviética decidieron partir el país en cuatro zonas de ocupación. Corría el mes de julio, cuando en Potsdam se reunieron el máximo líder de la Unión Soviética, José Stalin; el primer ministro de Reino Unido, Winston Churchil; y el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, para sellar el pacto. Decidieron que la capital Berlín sería administrada de forma conjunta.

Las desaveniencias entre los antiguos aliados llegaron pronto. Las diferencias políticas y económicas afloraron en las diferentes zonas ocupadas, mientras que la Unión Soviética impuso un telón adicional entre sí y las tres restantes áreas de Berlín, por lo que inició el éxodo de millones de personas que huyeron de la zona en poder de los soviéticos.

Ya para 1948, las fuerzas aliadas estaban fuertemente enemistadas. A finales de agosto, se marcó la frontera de los sectores en Berlín, acción que símbolizó la desintegración de las fuerzas aliadas. La separación definitiva vino meses más tarde. El 23 de mayo de 1949 se promulgó la Ley Fundamental, que dio paso a la creación en occidente de la República Federal de Alemania (RFA). Konrad Adenauer fue electo como primer Canciller Federal en agosto.

Luego, el 7 de octubre, se fundó en la zona oriental la República Demócratica de Alemania (RDA), bajo la tutela de la Unión Soviética. Pese a que el Estado se definió como la parte progresista de Alemania, sus ciudadanos continuaron abandonando el territorio, por lo que en la primavera de 1952 se reforzó la frontera con alambre de púas.

En 1953 se reprimieron las protestas en contra de la cúpula de la RDA, ante el incremento de la jornada laboral por el mismo salario. Las manifestaciones ocurrieron el 17 de junio, y fueron disueltas con la colaboración del ejército soviético. En tanto, en la RFA tenía lugar el llamado “milagro económico”, que fue posible por la puesta en circulación del marco alemán, el financiamiento de Estados Unidos a través del Plan Marshall, la adopción de la economía social de mercado y la reconstrucción de los centros de producción, conforme a los últimos avances de la técnica.

Mientras, por las segmentos aún abiertos de la frontera miles de personas abandonaban diariamente el llamado “Estado de los  trabajadores y agricultores”. Algunos cálculos indican que entre 1949 y 1961 huyeron 2.7 millones de personas, aproximadamente.

El verano de 1961 se esparció el rumor sobre el plan de construir un muro. El jefe de Estado de la RDA, Walter Ulbricht, desmintió la información con palabras que pasaron a la historia: “No me consta que exista esta intención, ya que los albañiles en la capital se ocupan principalmente de construir viviendas y trabajan a pleno rendimiento. Nadie tiene la intención de levantar un muro”. Empero, el 13 de agosto de 1961 inició la operación. Por Berlín oriental circularon tanques y camiones del Ejército Popular Nacional, mientras miles de obreros cerraron la frontera entre Berlín oriental y Berlín occidental con bloqueos provisionales.

Así se consumó la división de la ciudad ante la atónita mirada de sus habitantes. Nadie intervino pues no se quizo activar de nuevo una guerra. El tránsito de vehículos así como el de personas quedó prohibido. Días después, los trabajadores reemplazaron los bloqueos provisionales por un muro de aproximandamente dos metros de altura.

Estados Unidos sostuvo que defendería la libertad de Berlín Occidental a cualquier precio. La tensión estalló cuando a un soldado estadounidense se le impidió el paso en el Checkpoint Charlie. El hecho derivó en el encuentro cara a cara de los tanques soviéticos y estadounidenses por 16 horas. Finalmente, los tanques se retiraron. Los intentos de escape persistieron pese a la construcción del Muro. Sólo en el primer año, se calcula que 43 personas murieron al intentar cruzar no sólo el muro, sino también la frontera interalemana. Con el paso de los años, las viviendas cercanas al muro fueron destruidas y sus ocupantes trasladados.

Surge así la llamada “franja de la muerte”, un espacio de 10 metros de ancho en el cual se colocaron minas, cercos, puestos de vigilancia y alarmas silenciosas que se encendían ante cualquier contacto. La propaganda del gobernante Partido Socialista Unificado de Alemania (SED, por sus siglas en alemán), afirmaba que la “cortina de hierro” era la protección perfecta contra la infiltración, el espionaje, el contrabando y la agresión de occidente.

Entre 1963 y 1966, se firman varios acuerdos que permitieron el tránsito de personas entre la RFA y la RDA, con lo que las familias del oeste pudieron visitar a sus parientes en el este en casos excepcionales. En los setentas, las Alemanias dieron los primeros pasos para un acercamiento. El Canciller Federal, Willy Brandt, viajó a la RDA para reunirse con el Presidente del Consejo, Willi Stoph. Las “relaciones de buena vecindad” se concretaron en 1973 con la firma de un tratado. En 1987, el jefe de Estado de la RDA, Erich Honecker, realizó una visita oficial a la RFA.

El principio del fin

La llegada de Mijaíl Gorbachov a la presidencia de la Unión Soviética en 1985 fue decisiva, ya que inició una política de apertura y cambios conocidas como Glassnot y Perestroika, con las cuales sus estados satélites en Europa del Este, entre ellos Alemania, lograron cierta indepedencia y se concluyó con las intervenciones militares cada vez que algo no gustaba a los comunistas en Moscú. En 1989, inició una fuga masiva de ciudadanos de la RDA a través de Praga, Varsovia y la frontera Húngara. A este fenómeno se sumó el de las manifestaciones de los lunes, que ocurrieron principalmente en la ciudad de Leipzing. En estas marchas pacíficas, que iniciaron en septiembre frente a la iglesia de San Nicolás, el pueblo exigió reformas como la libre circulación de personas.

Ante la incontenible ola, las autoridades de la RDA otorgaron nuevas facilidades. La noche del 9 de noviembre de 1989, Gunter Schabowski, representante del Buró Político del SED, comunicó la nueva regulación en una célebre conferencia de prensa: “Y por eso decidimos introducir una regulación que pemite a todos los ciudadanos de la RDA salir del país por los puestos de control fronterizo”.

Un periodista preguntó –¿cuándo entra en vigor?-, a lo que Schabowski respondió: “Según me consta, ahora, inmediatamente”.

Empero, el portavoz del Gobierno no sabía que la regulación debía entrar en vigencia días después. La declaración precipitó los hechos. La multitud no esperó más y se trasladó de inmediato al muro. Los guardias no sabían que hacer en un primer momento, pero cedieron ante la presión ciudadana y abrieron las barreras.

Horas más tarde, los mismos berlineses se encargaron de derribar la barrera y las imágenes dieron la vuelta al mundo. Esa noche, el pueblo alemán puso punto final a la Guerra Fría, sin un solo disparo. Por ello, a todos los acontencimientos que precedieron la caída del Muro de Berlín se les conoce como la Revolución Pacífica.

*Fuentes: lacaidadelmuro.wordpress.com / Revista Deutschland, edición especial sobre la caída del Muro de Berlín 
Libro “La actualidad de Alemania”
Documental de la Deustche Welle: “Cómo cayó el Muro, de la división a la reunificación”.

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