En Siria la «vida humana es lo más barato»

SIRIA.

ABC.- Nada de fotos. Tampoco nombres ni entrevistas con las familias. «Aquí no han entrado ni las cámaras de la televisión siria», asegura el joven doctor que se encarga de uno de los 17 centros oficiales para desplazados que funcionan en Damasco. «Es un tema muy sensible, esta gente o bien es muy pobre o bien lo ha perdido todo. No tienen a dónde ir», informa un estudiante de quinto de Medicina que pertenece a la asociación «Syrian Trust», encargada de la atención a los desplazados internos por el conflicto. Quince colegios, un polideportivo y un edificio de oficinas del Estado se han habilitado para acoger a unas 7.000 personas. Los combates y los bombardeos en toda la periferia de Damasco obligan a los civiles a abandonar sus casas, los que tienen familiares en alguna zona segura acuden a sus casas, los que tienen ahorros buscan cobijo en hoteles del centro o se marchan al Líbano, pero los que no tienen otra opción buscan acomodo en estos refugios públicos. «Aunque muchos prefieren no hacerlo porque la inteligencia controla estos lugares y a la mínima sospecha desapareces, sobre todo si eres varón y llegas de un barrio que les ha dado problemas», denuncia un activista.

La frontera entre la vida y la muerte la marca ahora la carretera Hafez Al Assad, y el Ejército tiene órdenes de hacer un anillo de seguridad de ocho kilómetros a partir de este punto. «No hay pan ni gasóleo, la gasolina ha subido, lo mismo que el resto de alimentos. La vida humana es lo más barato que hay ahora en Siria, no valemos ni el precio de una bala», lamenta un funcionario que sueña con «que todo vuelva a ser como antes».

Preparados para lo peor

«No sabemos lo que puede durar, estamos preparados para lo peor pero,¿qué será lo siguiente?», afirma por su parte el responsable del colegio de barrio de Mezze sentado en el sótano del centro, reconvertido en almacén donde guardan la ayuda humanitaria suministrada por la Media Luna Roja y la ONU.

«Todos hablan de los refugiados en Turquía, Jordania o Líbano, pero la cifra de desplazados es mucho mayor y con la llegada del invierno todo se complica», piensa este responsable, que confiesa que han tenido que evacuar varios lugares de refugio en las afueras debido a los combates. Los datos de la ONU elevan a 400.000 el número de refugiados sirios.

«Es frustrante ver cómo nos están tratando los mismos países a los que nosotros abrimos las puertas en el pasado. Hacen campos en las fronteras y piden dinero al mundo cuando nosotros les acogimos en nuestras casas en los centros urbanos», denuncia un empresario textil, quien cree que «es el momento de ayudar a los nuestros: el Gobierno es incapaz de dar seguridad y mucho menos de responder ante la destrucción causada por sus bombardeos». Miles de civiles se encuentran en granjas del sur de la capital, han huido de los combates en Daraya y Moadamia, la línea del frente en la que se dirime la batalla por Damasco, y solo reciben ayuda de particulares porque «son considerados opositores y aquí se aplica el castigo colectivo».

Nadie se atreve a dar una cifra sobre desplazados internos. El periódico Casium, vinculado al Partido Comunista, asegura que «Damasco ha pasado de 2,8 millones a 8 millones de habitantes, cifra imposible de verificar. No hay vecino que no haya tenido en su casa a un pariente o amigo, a veces a familias enteras durante meses.

14/Diciembre/2012.

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