Malí: El Rostro de Al Qaeda [+Foto Galería]
ÁFRICA.
AL JAZEERA .-Hacemos una señal intermitente con nuestras linternas para hacerles saber que nuestro coche está en problemas. Ellos realizan rápidamente un amplio espacio a nuestro alrededor. Sin saber quiénes somos, temen una emboscada a la caravana. Es tarde en la noche y hay muchas grandeza en el Sahara. Después de algunas dudas, un grupo de hombres decide salir en formación militar, armas en mano, comienzan a caminar con nosotros en la oscuridad. «Al salam alaykum». «Wa alaykum salam». «¿Es usted de Ansar Dine?» preguntamos. Ellos no dicen que sí. «Somos muyahidines en la causa de Alá».
En el desierto, los combatientes parecen predicadores del credo militar – miembros de alguna secta estoica, que tuvo un voto de fe en la pobreza y la yihad -. Llevan cinturones de munición, batas de algodón beige y pantalones cortos – tal y como los habitantes de Tatooine, el planeta desierto en Star Wars .
No se trata de cualquier ropa que se compra en el mercado, o se hereda de un hermano o un amigo. Son uniformes hechos a medida para enviar un mensaje de sencillez. Los hombres, en su mayoría, son mauritanos que escoltan una caravana de camiones cargados con alimentos y ayuda médica para la población de Tombuctú – un regalo del Consejo Superior Islámico de Mali.
Uno de ellos toma un walkie talkie: «No son más que los civiles su carro se ha quedado atascado en la arena». Una voz en árabe se apodera de la línea: «Hermano mío, ¿por qué no nos lo dijiste antes?». Los muyahidines intentan ayudarnos a sacar nuestro carro, pero las ruedas solo se entierran más y más en la arena. Uno entra en el asiento del conductor para maniobrar mientras los demás nos ayudan a empujar desde atrás. El esfuerzo se prolonga durante una hora. Ellos bromean con nuestro equipo en Tamasheq, el idioma Tuareg – pruebas de que han pasado años viviendo en el norte de Malí, donde al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) tenían una base de la montaña y un acuerdo tácito con el Estado maliense.
Ellos no tienen porqué pasar toda la noche atrapados en la arena con nosotros. Sin embargo, su generosidad es impresionante, con los rostros luminosos, su voz suave, sus modales exquisitos. Nos han dado la impresión que la sensación de satisfacción que sentirán por ayudarnos, es más importante que el tiempo, o cualquier otra cosa.
Omar, un árabe que había decidido acompañarnos en su vieja camioneta pick-up, está impresionado. «Mira mi hermano», le dicen los muyahidines, «el carro es muy viejo, no se puede trabajar. Usted necesita comprar un carro nuevo.» Se trata de una bandera ingeniosamente sutil – y provoca la respuesta deseada.«Me gustaría que me compre un coche nuevo porque no tengo dinero», dice Omar.
Para los combatientes apenas es necesario señalar lo que todos en esta empobrecida Sahara saben: al-Qaeda tiene dinero y le puede ayudar con eso . «Podemos llevarle a un camino que es incluso mejor que el dinero», le dicen a Omar, «el camino al paraíso.» «Me encanta la idea de la yihad», dice Omar, «pero tengo niños y ancianos que dependen de mí, y no puedo dejarlos atrás «.
En ese momento dos de los combatientes dicen casi al mismo tiempo: «Si haz probado yihad dejarías todo esto y vendrías con nosotros», Omar decide quedarse la noche con los muyahidines. No será posible llegar a esta noche Tombuctú.
El sufrimiento de Tombuctú La barcaza cruza lentamente, en silencio – haciendo su camino por el río hasta Tombuctú. A bordo:. Una flota de camiones nuevos y relucientes Land Cruiser 4×4, equipos de comunicaciones, banderas negras de la yihad ondean en la nave.
El conductor Siwak, se concentra en el cuadro más grande: el agua y la orilla arenosa de color amarillo. Todo tipo de personas cruzan aquí. En ausencia de un estado, la posición por defecto es a la mente su propio negocio.
30/Diciembre/2012.
FUENTE: http://www.aljazeera.com
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