FOTOS CON HISTORIA: La Santa Muerte, la imagen después de la vida
FOTOS CON HISTORIA.
Por Mariangel Ardile.
¿La muerte es el final de nuestra existencia? ¿Quién es la muerte? ¿Será la muerte tan escalofriante como la definen algunas escenas de Hollywood?
Para muchas culturas la muerte es vista como el inicio de un nuevo camino, una etapa necesaria para todo hombre habitante de la tierra, por lo menos así lo creen varios grupos mexicanos que le rinden culto a la santa Muerte, una especie de culto mexicano que acepta peticiones de amor, afectos, suerte, dinero y protección, así como también peticiones malintencionadas y de daño a terceros por parte de sus fieles.
El fotógrafo Rodrigo Cruz, ha desarrollado interesantes presentaciones fotográficas con imágenes de la cultura mexicana, entre ellas se destaca la de un hombre con los brazos tatuados que sostiene una figura de la santa muerte.
El Mictlán es «la región de los muertos», donde habitan Mictlantecuhtli y Mictlantecihuatl, el dios y la diosa de la muerte, quienes se presentaban ante ellos tenían que haber pasado varias escenas de dificultades como piedras que chocan entre sí, desiertos y colinas, un cocodrilo llamado Xochitonal, viento de filosas piedras de obsidiana, y un caudaloso río que el muerto atravesaba con la ayuda de un perro que era sacrificado el día de su funeral (Xoloizcuintl).
Aunque cristianos, bautistas, presbiterianos y metodistas rechazan esta cultura, en México, nación con raíces muy definidas y marcadas por el respeto al culto de la Santa Muerte, los delincuentes suelen implorarle a ella para que los proteja de los actos violentos en la cárcel, negocios y riñas entre grupos.
Bajo la representación de una figura masculina o femenina la muerte puede verse de manera tenebrosa, con guadaña y un rosario si es masculina y femenina si posee túnica larga blanca de satín y una corona de oro.
Sea cuál sea la creencia de una nación, se debe reconocer que fotos con historias hay muchas, lo difícil es no imaginar esa historia tras la foto.
07/Enero/2013.
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