La OEA: De la Diplomacia a la Hipocresía
OPINIÓN.
Por Alexey Martínez.*
En la carrera de Estudios Internacionales, hay algo que queda muy claro al momento de estudiar la historia de las relaciones comerciales e internacionales entre los países y es que la línea entre la diplomacia y la hipocresía es muy delgada.
Hoy 16 de Enero se ha marcado en la sesión de la OEA un acto histórico y claro en el que esta línea se disuelve. Como analista internacional, no es fácil dejar de lado esa corazonada que fuertemente dice cuál será la posición de los países integrantes de este órgano multilateral, en la que el Gobierno Venezolano luego de tantos años de regalo en petróleo y subvenciones comienza a recoger sus frutos, sin embargo luego de escuchar atentamente la exposición de cada embajador, no deja de ser de asombro una frase que en un momento fue bandera de nuestra América: “La no intervención en los Asuntos Internos de los países” o “Autodeterminación de los Pueblos”.
Para aquellos estudiosos de las relaciones internacionales y el Derecho Internacional sabemos que el Principio de la “No Intervención” proviene de la Doctrina Monroe, la cual fue impulsada en 1823 por el presidente Estadounidense, James Monroe, bajo la idea de “América para los Americanos” dicho principio, se ve reflejada en la carta de la OEA, es decir, es una de sus piedras fundacionales.
Ahora bien, todo esto es muy cierto y necesario para el desarrollo independiente de cada una de nuestras sociedades, esto es algo que nadie puede ni podrá refutar jamás. Pero en este histórico punto de Venezuela, la OEA omitió una serie de eventos que dejaron por el piso este principio fundamental, extirpando en su totalidad toda validez de las intervenciones de la mayoría de los embajadores.
Podríamos comenzar desde el momento en que el Sr. Nicolás Maduro Moros, actual Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, no hace muchos meses cuando aún era Canciller , se encontraba en Paraguay reunido con militares de alto rango durante los sucesos del juicio político del Presidente Lugo y su eventual destitución, pero para no alargar énfasis en hechos históricos como este, solo vamos a adentrarnos en los hechos recientes, como por ejemplo, el hecho de que mandatarios de otros países sepan de la salud del Ciudadano Presidente de la Republica y se les permitan visitas en la Habana mientras que sus propios conciudadanos, por medios oficiales no saben ni qué tipo de cáncer padece, solo saben que este se encuentra “estable” y “estacionario”, pues bien, podría decirse que esto es solo una cuestión de amistades, es decir, los amigos se preocupan y se visitan en la enfermedad.
Sin embargo, el 10 de enero el día que se suponía debía juramentarse el Presidente Electo y por ende Constitucional, vimos un acto político sin precedentes, con Presidentes, Altos representantes políticos y cancilleres de parte de esos países miembros de la OEA, emitiendo opinión sobre la situación de Venezuela, como por ejemplo en el caso específico del Primer Mandatario Nicaraguense, Daniel Ortega cuando llamó a la Oposición Venezolana “Peleles” y “Buitres”, y hoy mis estimados lectores, el Embajador de Nicaragua ante la OEA se llenaba la boca de orgullo hablando de la “No Intervención en los Asuntos Internos de Venezuela”.
Debo hacer la salvedad con el Embajador de Panamá Guillermo Cochez, quien al hacer referencia a la omisión de lo que sucedía en Venezuela en comparación a la posición que asumió la OEA cuando el Golpe de Estado en Honduras en el 2009 y el incidente en Paraguay desencadeno estas intervenciones que dejan en evidencia como y cuando desaparece la línea entre la diplomacia y la hipocresía.
17/Enero/2013.