DANIEL TERÁN SOLANO: La iglesia católica frente al tercer milenio

OPINIÓN.

A propósito de la renuncia papal, el cónclave y la elección del nuevo Papa.

Por  Daniel Terán-Solano*.

 Durante los últimos dos domingos precedentes al 13 de marzo de 2013, la Iglesia católica en el mundo presenció un espectáculo insólito que no veía al menos desde hacía 8 años: no hubo el rezo del ángelus por parte de un Papa desde la Plaza San Pedro en el Vaticano. Pero la novedad era que ello no se debía a la muerte del Sumo Pontífice, sino a algo que se veía en más de 500 años: una renuncia papal.

Un papado difícil

Joseph Ratzinger quien había sido consagrado Papa como Benedicto XVI había presentado su dimisión oficial el 11 de febrero, pasando a la Historia como el primero en hacerlo en casi un milenio. Entre sus razones alegó falta de fuerzas físicas para conducir a la Iglesia.

Sin duda, la conducción de la institución más antigua de Occidente ante un mundo cada vez más cambiante y vertiginosamente más globalizado, era un reto altamente difícil para un hombre que ya roza las nueve décadas de vida, pero también en su particular caso, debió afrontar retos más complejos porque, así nos parece, su pontificado sufrió un implacable asedio de parte de sus críticos, los cuales ya eran muchos antes que Ratizinger se convirtiera en Benedicto.

Debemos recordar que el futuro “Papa Ratzinger” (como se le llamó en los medios italianos) le tocó asumir en los años 80 del siglo XX la dirección de la siempre polémica e impopular Congregación para la doctrina de la Fe, prefectura vaticana dedicada a la conservación del dogma y el orden teológico en la Iglesia, y muy célebre también por ser la sucesora del Santo Oficio de la Inquisición. Desde allí el Cardenal Ratzinger, quien en su juventud fue un teólogo aperturista, aplicó una interpretación conservadora acorde al espíritu del Papa Juan Pablo II que buscaba reforzar la unidad de la Iglesia católica ante el marxismo (encarnado en el bloque comunista soviético) el materialismo (encarnada en el mero consumismo y el hedonismo típicos del capitalismo occidental) y en el indiferentismo religioso (encarnado en la laicización a ultranza de la sociedad) Así pues, Ratzinger se enfrentaría a teólogos de peso como Hans Küng o Leonardo Boff –a quienes conocía personalmente- reprendiéndoles y silenciándoles por sus obras heterodoxas en la interpretación de la fe cristiana y sus discursos críticos con la autoridad vaticana. Tal papel de censor tenía que llevar inevitablemente a Ratzinger a un puesto bastante incómodo, que le granjearía cierta mala reputación fuera de la Iglesia, y en un mundo cada vez más dominado por el impacto de la imagen, la “mala prensa” es fatal para una personalidad pública que según sus responsabilidades debe llegarle a millones de personas. Dicho en otras palabras, por su papel en este cargo, justamente a él le pasaría lo contrario que a Juan Pablo II…

Mientras que Karol Wojtyła, convertido luego en el Papa Juan Pablo II, con su simpatía y carisma ganaba espacios con notoria facilidad en el mundo, potenciando su imagen y su voz ante los medios de comunicación, el cardenal Ratzinger, iba ganándose cada vez animadversiones y fama de “represor”, “oscurantista” y “ultramontano”. Era pues, por decirlo de otra manera el ministro más impopular de un gobierno sumamente popular en el mundo. Y como funcionario que tenía que hacer un trabajo muy duro (por no decir “sucio”) quizás no era el más indicado para que llegado el momento, él asumiera el mando…

Pero justamente así sucedió.

Cuando en 2005 falleciera el muy popular Juan Pablo II, la elección de Ratzinger sorprendió al mundo entero, a pesar que dentro de la Iglesia y para los conocedores del mundo vaticano y católico, él fuera una especie de continuador del legado del Papa Wojtyła.

Desde entonces y hasta la fecha, creemos que el papado de Benedicto XVI debió soportar la permanente comparación con la vida, obra y estilo de Juan Pablo II. No dudamos en considerar su caso similar al que se diera en su momento (hace ya casi 50 años, en 1963) entre Juan XXIII y Pablo VI, el primero mucho más carismático y mediático –entre los niveles de la época- y el segundo muchísimo más discreto y silente que su predecesor. Tal circunstancia marcó sus 8 años de pontificado, tanto para bien como para mal.

En primer lugar la prensa mundial fue inclemente con él y persiguió sus declaraciones con un celo escrutador que nunca se vio con Juan Pablo II. Justamente aprovechando que la ausencia del muy carismático Papa polaco no había podido ser cubierta plenamente por el nuevo Papa alemán, los tradicionales críticos fuera de la Iglesia (desde ateos y anticlericales a miembros de otras religiones) junto a no pocos opositores dentro de ella, levantaron sus condenas a los dichos o acciones del Papa Ratzinger, fustigándole por cuando hiciera o dejara de hacer Hasta incluso llegó insinuarse que fue “nazi” en su juventud. Hecho completamente falso. Pareció que imperó una especie de “hora de la revancha” contra el antiguo prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe que nunca tuvo fin. Sin embargo, Ratzinger que era un teólogo con mucha experiencia en su natal Alemania y ya había aprendido a lidiar con la impopularidad cuando estuvo de prefecto en la Congregación vaticana, no cedió ante el linchamiento mediático y el asedio de sus críticos, y quiso dotar a la Iglesia católica de una “vuelta a lo básico”, profundizando los aspectos conservadores que ya había manifestado Juan Pablo II, enfocándose precisamente Ratzinger en una lucha contra lo que el llamó “imperio del relativismo” de estos tiempos.

Aún cuando su papado fue considerado como un “papado de transición” (algo que de por sí buscó minimizar su paso e importancia), debemos recordar que la Historia ha demostrado que no hay transito más difícil, delicado y complicado que una transición. Y así podemos valorar la obra del Papa Ratzinger.

Algunos aspectos que no se trataron en el papado de Juan Pablo II, ya sea porque no era su tiempo histórico o porque faltó la energía para asumirlos, sí se trataron en este pontificado: así, la lucha contra males como la pedofilia y la corrupción en las finanzas de la curia romana, por primera vez se visibilizan y se manifiesta abiertamente su condena como un problema central en la Iglesia, de la misma manera que se continúan los esfuerzos gestados desde la época del Papa Wojtyła de fortalecer el ecumenismo con religiones como el judaísmo, el Islam, la Iglesia ortodoxa oriental y la Comunión anglicana y la luterana. También es destacable el esfuerzo del Papa Ratzinger de equilibrar y reflejar cardenaliciamente las proporciones de la cristiandad católica, al elevar cada vez el número de prelados provenientes de América (donde esta la mayoría de los fieles) y también darle una mayor participación a regiones como África y Asía. Por último es de destacar su producción escrita como pontífice, ya que como estudioso de la teología católica y siendo un Papa intelectual, legó al mundo tres encíclicas, varias exhortaciones y diversos “Motus propios” (escritos legales emanados del Papa) dejando énfasis tanto de remarcar los valores y principios cristianos universales como el deseo de aplicar éstos a los tiempos modernos y cambiantes que vivimos.

Retos para el catolicismo

Ahora bien, quedaron muchos asuntos pendientes, especialmente en cuanto al serio problema que está representando la descristianización del mundo antes católico o incluso cristiano en general. El avance de una cultura extremadamente laica que quiere arrinconar el hecho religioso como algo exclusivamente privado, se ha visto reforzada recientemente por un ateísmo militante y un indiferentismo religioso apoyados en un dogmatismo científico, los cuales se han visto altamente beneficiados por la crisis de autoridad moral que para el catolicismo han representado los caso de pederastia no sólo en sacerdotes y párrocos sino incluso en obispos y cardenales, quienes callan o encubren lo sucedido. También la presencia de ciertos colectivos sociales (movimientos pro homosexualidad, grupos abortistas, feministas radicales, defensores de la eutanasia y la experimentación con células madres) con sus agresivas reclamaciones y fuerte impacto en los medios de comunicación y espacios culturales, intelectuales y universitarios, han logrado poner a la Iglesia en una situación bastante difícil frente a la sociedad, haciéndola ver como “oscurantista”, “intolerante” y “medieval”. Paralelo a esto y en el campo de lo espiritual, la aparición de nuevos fenómenos religiosos neo paganos, el avance de religiones no cristianas (el Islam, el animismo africano-caribeño, espiritismo o el budismo en menor medida) e incluso de confesiones rivales cristianas protestantes (Pentecostales, Testigos de Jehová y Mormones) especialmente en Latinoamérica, le han restado poder, impacto e influencia al catolicismo en el mundo contemporáneo.

El reto de poner “orden dentro de casa” y potenciar ante el mundo la que hasta hace poco era la religión más numerosa en el mundo, era una misión demasiado compleja para un hombre de 86 años que viendo el tamaño de su labor “descendió de la cruz”, a decir del cardenal polaco Estanislao Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario de Juan Pablo II, quién fue la única voz que criticó la renuncia del Papa Benedicto XVI, al comparar justamente las dificultades que sufrió el anterior Papa polaco y cómo las llevó con firmeza.

Pero justamente la renuncia del Papa Ratzinger era un síntoma más que señalaba que la Iglesia necesitaba otro Pastor para cubrir mejor las rutas que había que recorrer en este mundo complejo y cambiante.

El Conclave cardenalicio

Para la escogencia de un nuevo Pastor se reúne precisamente un Conclave, es decir una reunión de Cardenales, quienes son representantes de los países que integran la comunidad de fieles del catolicismo. Los Cardenales están agrupados precisamente en una institución denominada a la sazón El Colegio Cardenalicio, el cual es muchas veces confundido erróneamente como la “Curia romana”, que es más bien la forma de denominar las instituciones de gobierno del Vaticano.

Más que explicar el funcionamiento del Cónclave y su composición, lo cual ya se ha hecho bastante bien en estos días por muchos medios impresos en el mundo, nos gustaría analizar un poco su papel y trascendencia histórica.

El Colegio Cardenalicio como reunión de todos los Cardenales católicos -unos 207- que representan los países del mundo, sería una especie de equivalente (guardando la distancias respectivas) de un “Parlamento”, pues son los representantes de la legitimidad en el catolicismo, al ser los máximos delegados de sus feligreses ante el Papa, sólo que en este caso, en vez de ser un foro político dónde se hacen las leyes y se ejerce contraloría a otros poderes, el Colegio sirve de consejero y asesoría para el Papa, quién es el que tiene la última Palabra. Es el Colegio uno de los principales órganos que ayudan a mantener al Papa al tanto de lo que ocurren en las numerosas parroquias católicas en el mundo. Y cuando muere –o renuncia- un Papa, este “Parlamento” es el llamado a elegir al nuevo jefe de Estado y de gobierno Vaticano, que también será obispo de Roma y vicario de Cristo en la tierra.

Ciertamente es una institución extraña a nuestros tiempos de participación democrática e igualitaria, pero precisamente por su antigüedad y con el convencimiento que su papel es eficiente, los “métodos vaticanos” se mantienen. Y por ello no deberíamos sorprendernos ni escandalizarnos, sobre todo si sabemos que no en todo los países del Mundo priva la Democracia como el sistema más aplicado, excepto justamente en el Occidental, que es mayoritariamente cristiano. Pero aún con eso en necesario tener presente ciertas precisiones sobre la representatividad y la elegibilidad: Suiza, una de las repúblicas más antiguas del mundo y país modelo en cuanto al concepto de la democracia directa, no escoge directamente a sus gobernantes principales (El Consejo Federal) los cuales son seleccionados por la Asamblea Nacional, que se atribuye la representación y la autoridad de los ciudadanos para tal acto. De similar manera, los EE.UU. poseen un sistema electoral que no se ha modificado virtualmente en más de 200 años, donde los electores no seleccionan directamente al presidente, sino que la figura de los “compromisarios” y los colegios electorales deciden la escogencia del nuevo jefe de Estado y Gobierno. Y finalmente, en los países con sistemas parlamentarios, el elector no vota directamente por quién será el futuro Primer ministro, sino que vota por el partido de su preferencia, que al obtener un numero importante de puestos y ser mayoría, decide él escoger al jefe de gobierno, que podría ser cualquier parlamentario de su formación política.

Ninguno de estos ejemplos indica que dichos países tengan sistemas “antidemocráticos” porque no son exactamente universales y directos en sus elecciones, ni tampoco constituyen un “anacronismo” o un “absurdo” por respetar y mantener la tradición que estable dichos funcionamientos. Bueno, de igual manera, en el catolicismo ha imperado la firme creencia que la representatividad del Colegio cardenalicio es lo suficientemente legítima para seleccionar de su seno al próximo Papa y como tal, no hay razones para cambiar dicho método. Por otro lado, no olvidemos ninguna religión antigua tiende a escoger a su sumo sacerdote por medios electorales modernos. Y la escogencia del Pontífice católico apela a una tradición más anterior a la práctica de elegir gobernantes que hoy conocemos.

Finalmente, no olvidemos que para entender el éxito y la longevidad de la Iglesia católica como institución en el mundo hay que comprender que es fundamentalmente una organización humana, que sin desmeritar ni dejar de reconocer lo referente a revelación de la gracia divina y su vinculación con lo sobrenatural, necesita del concurso y la participación de hombres de carne y hueso en su funcionamiento, y que para su bien y su mal, la acción de dichos hombres la han marcado desde sus inicios, ayudándola a adaptarse al tiempo y el contexto de muchas regiones y culturas, permeándose como una organización global que ha sabido crecer y no mantenerse cerrada como una secta, (a pesar de lo que dicen sus enemigos y críticos) pero que también ha tardado en reaccionar y asumir los cambios en las mismas sociedades donde ha logrado insertarse, moviéndose muchas veces con una lentitud exasperante que la perjudica. No olvidemos que desde los viajes de San Pablo o la “romanización” de sus instituciones al convertirse en religión de Estado del último tiempo del Imperio romano hasta el Concilio Vaticano II y el largo papado de Juan Pablo II, el catolicismo ha recorrido un largo camino, y que a pesar de sus lentos ritmos, no ha dejado de responder y adaptarse al Mundo donde está.

El Mundo actual reclama precisamente una Iglesia más presente y consecuente ante las temáticas sociales, una Iglesia que sea verdadero referente moral para un planeta profundamente desorientado en temas éticos y sobre todo una Iglesia que sepa reflejar y proyectar el mensaje de amor, compromiso y redención de Jesucristo a todo el Planeta. Ahora los hombres que están dentro de la Iglesia, en el Cónclave cardenalicio han de escoger a un representante que pueda atender los múltiples retos y desafíos que se le han colocado encima y puedan colmar plenamente las esperanzas de los fieles creyentes para un futuro mejor y más justo.

¡Habemus Papam!

Casi finalizando estas líneas, recibimos la grata noticia de la elección de un nuevo Pontífice vaticano, que para nuestra inmensa alegría resultó ser un latinoamericano, concretamente de Argentina. Se trata del Cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de formación jesuita y que decidió llamarse “Francisco”, primer Papa que lleva el mismo nombre –y sorprendentemente nadie antes lo usó- del más famoso y popular santo católico: San Francisco de Asís.

Su elección nos produce una gran felicidad porque parece reflejar que finalmente el Colegio cardenalicio dio muestras de entender las realidades de estos tiempos y se escogió un representante de la región más activa dentro del catolicismo y que alberga su mayor bastión de fieles: América Latina, tierra llamada por el ahora Beato Juan Pablo II como “El continente de la Esperanza”.

Así mismo no dudamos de calificar su llegada como de buen augurio ya que al escoger tan maravilloso y buen nombre, podría haber un paralelismo en su papel futuro con el que le diera en su momento Dios al Poverello de Asís, cuando le dijera: “Francisco: repara mi Iglesia”.

Y precisamente el nuevo Pontífice podría ser la encarnación de la reparación integral de la Iglesia católica, tan golpeada por la crítica externa y los problemas internos en los últimos tiempos. Aún con su avanzada edad (76 años) confiamos que el Espíritu Santo le dará la fuerza y la iluminación necesaria para cumplir cabalmente con su labor y afrontar eficientemente los retos y desafíos que hay que atender.

Aún es prematuro emitir algún juicio del nuevo Papa, pero su correcta formación intelectual y su forma de ser tranquila y humilde nos permite intuir que muy posiblemente el Papa Francisco será la voz de aquellos que han oprimidos y abandonados y también será el brazo de la renovación en la Iglesia y la recristianización del Mundo. A decir del gran humorista venezolano, Laureano Márquez, podríamos estar ante un extraordinario Pontífice, por lo tanto suscribimos plenamente sus palabras: “Creo que Francisco será un gran Papa…humildad franciscana, inteligencia  jesuita”

*Daniel Terán-Solano es Licenciado en Historia (UCV) Candidato a Doctor en Historia y cursante de la escuela de Educación en la misma casa de estudios. Ha sido docente por 15 años en el área de Ciencias Sociales, especialmente en Historia universal e Historia contemporánea de Venezuela.

Bibliografía mínima:

Catecismo de la Iglesia católica, Ediciones trípode, 1993.

Concilio Vaticano II. Documentos completos, Editorial San Pablo, 1997.

Hans Küng, La Iglesia católica, Debate, 2005.

Juan Pablo II, Tertio Millenio Adveniente, Carta apostólica, Ediciones Sígueme, 1997.

Julio Bonatto, Historia de la Iglesia, Editorial Litúrgica española, 1944.

Luis Vives, Historia sagrada, Edelvives, 1965.

 

Hemerogafía (de Internet)

http://elpais.com/tag/conclave/a/

http://elpais.com/especiales/2013/eleccion-nuevo-papa/conclave/

http://www.elmundo.es/especiales/benedictoxvi/index.html

http://www.elmundo.es/especiales/Nuevo_Papa/index.html

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/cluster_papa_francisco.shtml

http://www.larazon.es/damesuplementos/EdicionEspecial/20130314ESPECIALPAPA/index.html#/1/

16/Marzo/2013. – 17:38 hrs.

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Comments
3 Responses to “DANIEL TERÁN SOLANO: La iglesia católica frente al tercer milenio”
  1. Roberto Dante dice:

    Fumemos En El Bosque Mientras El Lobo No Está

    roberto dante
    Lanús, Argentina- marzo 16, 2013 –

    Parto de los múltiples textos que ya han desnudado la complicidad (mínimamente, por indiferencia) de Bergoglio con la Dictadura Militar setentista. Corresponde recordar que, durante esos años oscuros para el pueblo argentino, el ex Cardenal recibió de la Cúpula eclesiástica múltiples ascensos, con una vertiginosa continuidad , propia del Correcaminos.
    Estos textos son claros y precisos en la construcción del perfil del cardenal Jorge Bergoglio, devenido Santo Padre Francisco I. Y debido a que ya se escucharon a demasiadas voces afirmar que Bergoglio “representa una línea tenuemente progresista en la Iglesia”. Esto debería ser interpretado como una humorada negra.

    No es casual que el primer Papa Latinoamericano haya sido elegido en un momento histórico donde en Latinoamérica está en constante ascenso la Indoamérica sepultada –pero no destruida – por la feroz combinación de los ejércitos coloniales europeos y la evangelización de nuestros pueblos originarios.

    Fue un proyecto muy simple:
    1) Ocupar por el poder de fuego de sus armas y aniquilar toda resistencia de los habitantes del llamado “Nuevo Continente”.
    2) A los sobrevivientes convertirlos en esclavos y/o siervos de los intereses coloniales.
    3) Someter sus culturas ancestrales en nombre de la Cruz y el Evangelio.

    Hoy: La elección de un Papa Latinoamericano deberíamos interpretarla, no solo, como la resultante de una profunda crisis del imperio Vaticano (por las numerosas situaciones ya ampliamente conocidas); además – y como eje de la movida vaticana – por la necesidad de introducir una quinta columna que genere divisiones internas entre nuestros pueblos que caminan, por momentos cansinamente; pero caminan hacia la tantas veces denostada Patria Grande.

    Hubo “fumata blanca” en el Vaticano; pero ya no “nos fuman” con vidrios de colores.

  2. Eduardo Valero dice:

    Colorida, simpatica y rocambolesca , opinion …. en fin ….

    • Roberto Dante dice:

      Agradezco tu calificación de «rocambolesca».
      Me actualiza la imagen de Rocambole, el gran diseñador de toda la gráfica de los «Redonditos de Ricota» – sin dudas – la mejor banda de Rock en lengua española (no me olvido de SKA-P).
      Como escribió el Indio solari (lo cito de memoria): «Vamos las bandas / rajen del cielo».
      Saludos
      roberto dante

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