Vicente Márquez: Colombia y Venezuela, Entre el amor y el odio
OPINIÓN.
Un descarrilamiento de las buenas relaciones bilaterales auspicia Nicolás Maduro desde que el huésped de la casa de Nariño, Juan Manuel Santos, recibiera al líder opositor venezolano, Henrique Capriles radonski.
Por Vicente Márquez. – vicente_marquez25@yahoo.es – @vicentemarquez
Puede que el título de nuestra publicación sea un poco dramático, pero precisamente dramáticas han sido las relaciones entre estos países hermanos a lo largo de los años. El dramatismo no es algo nuevo en la dinámica de la relación binacional; desde el mismo momento de la separación de la Gran Colombia, ambos Estados han oscilado entre la absoluta cordialidad, comprensión y cooperación irrestricta, a escenarios de confrontación, ruptura e inclusive a escenarios pre-bélicos (no hay que olvidar la Crisis de la Corbeta Caldas de 1987), sin embargo, en los últimos años ese ciclo de encuentros y desencuentros han sido más dinámicos. Desde el advenimiento a la Presidencia de Colombia de Juan Manuel Santos en 2010, las relaciones recuperaron el buen tono que se había perdido en épocas previas. Por supuesto, el tema comercial pesó mucho al momento de retomar la senda de la buena relación y de la buena vecindad…y así se mantuvo hasta días recientes.
A finales de mayo, el gobierno del Presidente Nicolás Maduro prendió alarmas de advertencia debido a la mediática reunión privada sostenida entre el Presidente Santos y el ex candidato presidencial venezolano, Henrique Capriles Radonski.
La Cancillería venezolana expresó su molestia por la reunión y el Jefe de Estado evidenció el supuesto trasfondo político y económico que busca generar problemas a su gestión. «convirtieron a Bogotá en centro de conspiración contra nosotros, donde se planifica el asesinato de Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) y el envenenamiento contra mí», dijo Maduro al Alto Mando Militar el día 03 de junio.
La respuesta del Gobierno colombiano fue en un tono aparentemente conciliador. “Tiene que haber algún malentendido y vamos a resolver cualquier diferencia por las vías diplomáticas”. Bogotá quiere superar esta situación por razones que van desde el apoyo del gobierno venezolano a las conversaciones de Paz con las FARC en la Habana, el riesgo de que se vea afectado el comercio binacional, y porque una tirantez prolongada en las relaciones con su vecino, pudiera afectar los programas de cooperación contra del crimen organizado y el narcotráfico.
La postura del Gobierno Venezolano, en cambio, no se suavizará a corto plazo, puesto que desde su óptica, existe un claro elemento desestabilizador con el gesto de Santos. Aparte, esta polémica está acompañada del interés colombiano de ingresar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Por supuesto, y como era de suponer, dicha “bomba noticiosa” dentro de esta polémica ya roza los niveles de una mala telenovela. Por su parte, la OTAN ya ha considerado inviable la propuesta colombiana.
Es muy posible que se mantenga un escenario de hostilidad de muy baja intensidad entre ambos países. La desconfianza del gobierno venezolano en su par colombiano, el pragmatismo moderado entre las partes a nivel comercial, la importancia de la clase “dominante y oligárquica” colombiana, como proveedor de rubros alimenticios (y otros) vitales para el país petrolero y el fuerte apoyo de este a las conversaciones de paz de la Habana, carta imprescindible para el Gobierno Santos, harán inviable la profundización del problema.
Publicado originalmente por El Venezolano de Panamá.
30/Junio/2013. – 12:21 hrs.