12 años después, una misión.

OPINIÓN.

MARÍA GONZÁLEZ. Después de 12 años de gobierno, 2 periodos electorales y miles de caídos, el presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez,  lanza la Gran Misión “A Toda Vida Venezuela”, con el fin de luchar contra la inseguridad que azota a los ciudadanos de su país, desde el día uno de su mandado, sí, desde el día uno.

Paradójico, ¿No lo cree?

Durante más de 4000 días, venezolanos y venezolanas han vivido bajo un régimen de violencia irresponsable e irrespetuoso a la vez, han vivido bajo el despotismo de una anarquía llamada inseguridad, mientras que, el gobierno guardaba un silencio casi desesperanzador.

Así pues, durante mucho tiempo, la violencia se acentuó y miles de personas pagaron con sus vidas ese silencio, y ojo, no me refiero solo a la muerte, me refiero también a la vida que cambia drásticamente al perder a un familiar o al ser testigo de un hecho atroz e impune.

Venezuela es considerada uno de los países menos seguros del mundo, para su población no es un secreto la veracidad de dicha afirmación. Sin embargo, y a pesar de que son 12 años de gobierno, Hugo Chávez jamás pudo consolidar una medida que pudiera disminuir los índices de inseguridad.

Hoy, habla Chávez de la crianza de los niños y niñas, habla de la cualidad social, del machismo, de la desigualdad, pero no menciona a la justicia, o digamos mejor injusticia, porque representa íntegramente ese término, a las condiciones de este país.

Propone Chávez Soluciones, que a mi entender, se asemejan a la solución que alguna madre pudiera haber tomado ante la visita inesperada de su amiga a la casa… Un coleto rapidito y un poco de ambientador, y san se acabó. Tiempo suficiente para dar un aire de frescura y una apariencia más o menos presentable, aunque es evidente que la casa sucia quedó.

Así que no. No se logran soluciones si se ignora a  la raíz del problema.

Y el problema en este país, es la injusticia.

Es el asesino que queda en libertad porque pudo pagar, es el estafador que no es juzgado porque tiene un contacto, es el violador que se escapó del país, es el “pran”, son las armas dentro del recinto penitenciario, es el porte ilícito de las mismas, es la violencia cotidiana, es el odio, es el desprestigio del ser humano que se tiene al lado, es la indiferencia, el desprecio, la separación, y es, incluso, esa insistencia del Alto Mandatario Nacional en calificar a los ciudadanos entre buenos y malos, de primera y de segunda categoría, dignos e indignos.

La solución, no es la misión que presenta el presidente Chávez. La Solución es educación, valores, familia, y, se lo repito una vez más, la justicia.

No hacen falta más promesas dadas en una cadena nacional que es transmitida mientras mueren asesinados unos cuantos venezolanos, mientras son secuestrados otros y mientras estamos todos ya en casa por miedo a convertirnos en una víctima más, por miedo a romper ese toque de queda que nadie ha proclamado.

Fueron 12 años, son 12 años.

No puede Hugo Chávez pretender hablarle al pueblo a solo tres meses de las elecciones presidenciales, de una propuesta que no es la verdadera solución, que es más bien, un trapo muy, muy caliente.

Bajo la protección del Articulo19 de la Declaración de Derechos Humanos, que estipula: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Declaración Universal de los Derechos Humanos; Asamblea General de la ONU el 10.12.1948.

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